Así en un entramado de estratagemas, engañosas y confusas vamos llevando lo que recogemos de lo religioso a la espiritualidad, hasta encontrar un estilo que se amolda perfecto a nuestra vida, sin que evada la realidad, como nos acerque más a la naturalidad que nos relaciona, con la tierra, sus elementos y el cielo
Desde siempre se ha dicho que el hombre es un intermediario entre las leyes del cielo, el universo desbordante de energía y las leyes de la tierra, la naturaleza, es el ser que se da cuenta, que es consciente a una conciencia única universal.
Tratamos por todos medios de ser personas reales, objetivas, pragmáticas pero aun así el medio, el entorno lo es a una matriz muy subjetiva y en cuya perspectiva se dirige al mundo, entre imágenes y publicidad, a una vida próspera y saludable, pero toda llena de artificio y superficialidad. De allí lo más importante que logramos encontrar es nuestra vuelta a la vida natural, la naturaleza y de que nuestro guía sea el estilo, que siguió el hombre al comienzo de la humanidad, el chamanismo, entre la pluralidad de todas las manifestaciones espirituales que se suceden, que se relacionan que se vuelven a encontrar.